domingo, 21 de octubre de 2007

El diablo manco


El caso es que empecé con él y pensé mientras lo hacía "ser diablo no tiene que molar nada", suena obvio pero necesitaba visualizarlo y cuando terminé, lo ví y sonreí de medio lado (como Eastwood) confirmando mi absurda teoría.
Y ahora que os doy la posibilidad de visualizarlo conmigo, analicemos la escena: de entrada, llevar unos cuernos como esos (da igual el motivo que nos haga portadores) ya es una putada, por no hablar de tener patas de carnero, orejas de punta, un rabo que termina en flecha y las uñas largas. Pero lo peor de todo es estar todo el día en llamas, ya sé que hay gente que trabaja así, (bomberos, creativos de publicidad...) pero no con el torso desnudo caramba!.
Y para terminar, una reflexión para que veáis como trabaja el subconsciente: una vez que terminé el dibujo (sí, sí, después de sonreír de medio lado) me dí cuenta de que le había hecho manco, no sé por qué, en serio, el caso es que le había confeccionado una venda desde la que supuraba la herida. ¿Que quise decir con ello? ¿debo asustarme de mi mismo?.
Creo que la explicación más plausible (menos para este diablo, que obviamente no puede aplaudir) es que todo lo que imaginé acerca del diablo se queda corto. Por lo tanto amiguitos, como decía E.T. "ser buenos".

Ensoñaciones


Otro dibujo con el que me puse dentro de la espiral creativa en la que caí (qué bueno) fué este. Es una especie de paralelismo con una litografía que hizo Goya llamada "Los sueños de la razón producen monstruos". Trato de mostrar la encrucijada que representa un papel en blanco. Si empiezas con un trazo que no te gusta, aunque continues, no vas por buen camino, entonces es cuando aparecen los monstruos. Aunque todos sabeis que exagero, ¿a que suena de puta madre?, el caso es que sí es cierto que hay un dilema para el creador (escritor, dibujante, escultor, tertuliano rosa) sobre la razón creadora, qué nos motiva a crear, qué queremos expresar.

Como veis en la ilustración, el creador se muestra imperturbable ante la amenaza del hombre de negro. El papel está en blanco, el lápiz afilado, y nuestro creador con gesto sereno se encorva para dibujar. Sin haber empezado ya sabe cómo va a quedar, y le gusta. Es cuando el monstruo se esfuma gimiendo.

Una de domingo


Hace ya unos meses me planteé que debía retomar el dibujo, una afición que me acompaña desde pequeño y que quiero mantener porque me relaja y me evita cometer pequeños delitos. El caso es que no sólo me lo planteé sino que me puse manos a la obra, desempolvé mis viejos lapices (que exagerado soy) y me puse a garabatear.

El caso es que pensaba qué tematica podría abordar, la política, algo de concienciación social, algo menos comprometido como hacer una caricatura de Mahoma, no sé...Por fín me decidí simplemente a dibujar, a volver a coger práctica, a recordar mi archiconocido trazo con el que tantos éxitos coseché en los pupitres de clase.

Y salió esto, UN HOMBRE PÁJARO