domingo, 25 de noviembre de 2007

Tenia paciencia

Os contaba hace unas semanas que un día decidí retomar el dibujo de manera continua. No es que dejara de dibujar de pronto como aquel artista que pierde la inspiración. Paparruchas. El motivo fué que ya no dibujaba con la frecuencia de hace años, sino que me limitaba a hacer un borrón y cuenta nueva.

Antes cogía un par de lapices, les sacaba punta, los alineaba señalando al norte y sacaba un taco de papel galgo, una vez que cuadraba las hojas para que no sobresaliera ninguna del montón, las colocaba cási ceremoniosamente frente a mi. Este proceso que pudiera parecer enfermizo era necesario para crear una atmósfera adecuada. Era entonces cuando podía trabajar sobre un mismo dibujo un día entero y no paraba hasta llenar la hoja. Esta claro que entre otras cosas, tenía tiempo y, sobre todo, paciencia.

Os muestro una de las creaciones que partieron de este pequeño ritual enfermizo, un dibujo que muestra un tipo haciendo una cabriola en bici.



La verdad es que es de los pocos que sigo conservando y me gusta tanto como cuando lo hice (más o menos 15 años). Lo que dice es bastante obvio por eso no me atrae tanto la escena escena en sí, lo que me fascina es la paciencia que podía poner en el detalle, cómo podía dedicar una hora entera en hacer todas y cada una de las ventanas de un edificio de 15 plantas o en hacer un helicoptero en unas de las azoteas.

A día de hoy no sé si sería capaz pero lo que tengo claro es que si tengo que elegir entre el virtuosismo o la expresividad, me decanto por lo último.